Ya sea en el tenis, la meditación, la elongación, el hacer ejercicio, los estudios, los negocios o tu vida; el único que tiene que hacer algo por ti, eres tu mismo. No hay nadie, por más que quiera, que pueda realizarlo por ti. Ni tus padres o amigos pueden entrar a la cancha y jugar el partido por ti, eres tu quien tiene que jugarlo. Ellos pueden llevarte al torneo, ocuparse antes, durante y después de las cosas que vallas necesitando, pueden brindarte su apoyo, pero el que tiene que cruzar la puerta de la cancha para jugar el partido eres tu. Lo mismo funciona para los entrenamientos.
Tu eres un 100% responsable sobre los actos de tu vida. Esto implica tanto los éxitos como los fracasos, los logros, las cosas que haces y dejas de hacer (en cantidad y en calidad), tu actitud en la cancha y en la vida, la relación con tus amigos y tu familia, ¡todo!
Sin embargo, tomar las riendas de cada aspecto de nuestra vida, sin culpar a nadie, no es poca cosa. Pero ¿por qué?
Porque es más fácil echarle la culpa a otro que hacernos cargo de nuestras acciones. Nadie quiere perder apropósito; y responsabilizarse de eso, requiere armarse de valor. Ya que implica que uno tiene que hacer algo diferente de lo que venía haciendo para seguir mejorando. ¡Sería una locura pensar que haciendo lo mismo va a cambiar el resultado!
Por lo que hay que cambiar el: "la culpa la tiene la raqueta, las pelotas, la cancha, el sol, el viento,el entrenador, etcétera, por el "hoy no jugué tan bien como podía, no corrí ni luche tanto como podía, no descansé lo suficiente como para estar en óptimas condiciones, él juega mejor que yo pero hice todo lo posible por jugar en mi máximo nivel" etcétera.
No siempre lo más fácil es lo mejor; pero vale la pena animarse a cambiar y dejar de poner excusas y obtener aquello que más quieres. PIENSALO :)
Andre Ipince, jugador de la Universidad Alabama Huntsville.
Ejemplo de trabajo duro y esfuerzo.
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